Versión romántica y trágica de la leyenda del Callejón del Duende de Cádiz, ambientada durante la Guerra de la Independencia Española, que habla del amor prohibido entre una joven gaditana y un soldado francés

Durante el asedio francés a Cádiz (1810-1812), cuando la ciudad resistía firme los ataques napoleónicos, una joven gaditana llamada Isabel, hija de un comerciante republicano, vivía cerca del actual Callejón del Duende, en el barrio del Pópulo.

Un día, mientras acudía a llevar medicinas a los heridos del Hospital de San Juan de Dios, Isabel conoció a un joven soldado francés herido, que había sido capturado tras una escaramuza. Se llamaba Lucien. Aunque pertenecía al ejército invasor, no compartía las ideas imperialistas de Napoleón, y admiraba la cultura y valentía de los españoles.

🌙 Amor en secreto

Isabel, conmovida por la humanidad del joven, comenzó a visitarlo en secreto. Él, agradecido, le recitaba poemas en francés y le hablaba de su tierra, mientras ella le enseñaba canciones gaditanas. Poco a poco, surgió entre ellos un amor prohibido.

Sabían que si eran descubiertos, ella sería considerada traidora, y él sería ejecutado por espía. Por eso, cada noche se encontraban en un rincón oculto del Callejón del Duende, protegidos por la oscuridad y el silencio del lugar.

🩸 Final trágico

Una noche, cuando Lucien planeaba huir con la ayuda de Isabel, fueron descubiertos por un patriota español. En el forcejeo, Lucien fue mortalmente herido. Isabel intentó salvarlo, pero el joven murió entre sus brazos, bajo la tenue luz de un farol.

Dicen que, desde entonces, el alma de Isabel recorre el callejón cada noche, buscando a su amado. Y otros afirman que el «duende» del callejón no es tal, sino el espíritu de Lucien, que aún protege ese rincón donde conoció el verdadero amor, en medio de la guerra.

🕯️ ¿Realidad o leyenda?

Nadie sabe si esta historia fue cierta, pero el Callejón del Duende sigue ahí, y muchos visitantes aseguran sentir una extraña melancolía al cruzarlo de noche. Algunos incluso dicen haber oído susurros en francés o haber sentido una brisa helada, como si el recuerdo de aquel amor aún viviera en las piedras.

Historia del Callejón del Duende-CADIZ MILENARIA