La historia de Cádiz se remonta mucho más allá de su fundación tradicional por los fenicios en el siglo IX a.C. Antes de que esta ciudad milenaria comenzara a forjar su fama en la antigüedad clásica, la región que hoy conocemos como Cádiz ya fue escenario de vida humana durante miles de años. Desde el Paleolítico hasta finales del II milenio a.C., esta zona fue habitada por diversas comunidades prehistóricas y protohistóricas que desarrollaron formas de vida adaptadas al entorno natural de la península y sus alrededores. En este artículo exploraremos los vestigios arqueológicos y las evidencias que nos hablan de esta etapa primitiva, clave para entender la evolución cultural y social de Cádiz.

Prehistoria2-Cadiz Milenaria

El Paleolítico: Primeros Habitantes y Cazadores-Recolectores

El periodo más remoto en la historia humana de Cádiz corresponde al Paleolítico, hace decenas de miles de años. Durante este tiempo, los primeros grupos humanos que habitaron la península eran cazadores-recolectores nómadas que vivían de la caza de animales salvajes, la pesca en ríos y costas, y la recolección de frutos y plantas silvestres.

Aunque los restos arqueológicos en la provincia de Cádiz no son tan abundantes como en otras zonas de la península, sí se han encontrado evidencias de actividad humana que demuestran la presencia de estos primeros pobladores. En cuevas y abrigos rocosos se han hallado herramientas líticas —como puntas de flecha, raspadores y cuchillos de sílex— que indican técnicas de talla muy rudimentarias.

El clima y la geografía de la zona durante el Paleolítico presentaban condiciones distintas a las actuales, con fluctuaciones climáticas que influían en la fauna y la vegetación. La costa gaditana, con sus amplias playas y estuarios, era un entorno propicio para la pesca y el aprovechamiento de recursos marinos, un aspecto que sin duda fue fundamental para la subsistencia de estos grupos.

Neolítico: Sedentarización y Primeros Asentamientos

El paso al Neolítico, hace aproximadamente unos 7000 años, supuso una gran transformación en las formas de vida humanas. En esta etapa, los grupos humanos comenzaron a abandonar parcialmente el nomadismo para establecerse en asentamientos más permanentes, dedicándose a la agricultura y la ganadería.

En la zona de Cádiz, los vestigios arqueológicos neolíticos indican la presencia de comunidades que cultivaban cereales, domesticaban animales y elaboraban herramientas más elaboradas, así como piezas de cerámica decorada. Se han encontrado restos de aldeas y pequeños poblados, aunque aún no existían ciudades.

Una de las características más destacadas de esta época es el desarrollo de la alfarería rudimentaria, que permitía almacenar alimentos y agua. Las técnicas eran simples, pero evolucionaban lentamente hacia una cerámica más sofisticada con el paso del tiempo.

Además, la pesca y la recolección continuaban siendo actividades importantes para complementar la dieta. La cercanía al mar proporcionaba un recurso alimenticio abundante y variado.

Edad del Cobre y Bronce: Sociedad más Compleja

Hacia finales del III milenio y durante todo el II milenio a.C., la región experimentó nuevos cambios culturales con la llegada de la Edad del Cobre y posteriormente la Edad del Bronce. Este período está marcado por la introducción de nuevos materiales y tecnologías, principalmente la metalurgia, que revolucionó la fabricación de herramientas y armas.

En Cádiz y su entorno, se han encontrado restos que indican el desarrollo de comunidades más complejas, con estructuras sociales organizadas y una mayor especialización en la producción. Aparecen asentamientos más grandes, con indicios de fortificaciones y organización territorial.

Los hallazgos arqueológicos en yacimientos como el Cerro del Castillo (en San Fernando) o Medina Sidonia reflejan una evolución en la producción cerámica, con piezas más decoradas y técnicas mejoradas. Además, se desarrollaron actividades agrícolas más intensivas y se incrementó el comercio entre diferentes grupos.

El uso del bronce permitió la fabricación de herramientas más eficientes y armas, facilitando la defensa y la caza, además de abrir la puerta a intercambios con culturas lejanas.

La Pesca y la Agricultura: Sustento de las Primeras Comunidades

Durante todo este extenso período prehistórico y protohistórico, la subsistencia de las poblaciones de la zona de Cádiz se basó en una combinación de pesca, agricultura y recolección.

La pesca en las rías, bahías y el mar fue esencial debido a la ubicación privilegiada en la costa atlántica. Se han encontrado restos de embarcaciones rudimentarias y útiles para la pesca que demuestran la importancia de esta actividad.

La agricultura, aunque incipiente en las primeras fases neolíticas, fue evolucionando hacia cultivos más organizados de cereales y legumbres, que aseguraban el suministro de alimentos. La ganadería complementó la dieta con el pastoreo de animales domesticados.

Vestigios Arqueológicos: Lo que Nos Cuenta la Tierra

Los hallazgos arqueológicos en la provincia de Cádiz no solo se limitan a herramientas o cerámicas, sino que también incluyen restos óseos, restos de hogares, estructuras y tumbas que permiten reconstruir el modo de vida de estas comunidades.

A lo largo de la costa gaditana y sus alrededores se han documentado numerosos yacimientos prehistóricos que aportan información sobre la evolución cultural de la zona. Por ejemplo, en la península de Sancti Petri o en la cercana Isla de Cádiz se han encontrado evidencias de ocupación humana que datan de estas épocas.

Aunque todavía queda mucho por investigar, la arqueología nos muestra que estas tierras fueron habitadas de manera continua y progresiva, sentando las bases para el posterior desarrollo urbano y cultural que supuso la llegada de los fenicios y la fundación de la ciudad de Gadir, la actual Cádiz.

La Transición hacia la Historia: Preparando el Terreno para los Fenicios

El final del II milenio a.C. marca un punto de inflexión en la historia de Cádiz. Aunque aún no existía la ciudad fundada por los fenicios, las comunidades que habitaban la región estaban cada vez más organizadas y tecnológicamente avanzadas.

La llegada de los fenicios en el siglo IX a.C. significó el inicio de la historia escrita para Cádiz y la integración de la ciudad en las redes comerciales y culturales del Mediterráneo. Pero antes de esto, los pueblos prehistóricos y protohistóricos de Cádiz ya habían creado una cultura propia, adaptada a su entorno y con un profundo conocimiento de los recursos naturales.

Estos primeros habitantes fueron los verdaderos pioneros de una zona que, siglos después, se convertiría en uno de los centros más importantes del mundo antiguo.