Durante siglos, la ciudad de Cádiz ha ocultado bajo sus calles una serie de secretos que hablan de un pasado glorioso: el de la antigua Gades romana. Uno de esos tesoros perdidos, aún poco conocido incluso entre los propios gaditanos, es el Circo Romano de Cádiz, una construcción monumental destinada a carreras de carros y espectáculos masivos, que rivalizaba con otros grandes circos del Imperio. Aunque apenas se conserva en pie, su importancia histórica y simbólica es incuestionable.

Gades: una ciudad romana con alma atlántica

Gadir, la ciudad fenicia fundada hacia el 1100 a.C., fue más tarde romanizada y rebautizada como Gades, convirtiéndose en una de las ciudades más importantes de la Hispania romana. Era una colonia próspera, aliada de Roma, y centro clave para el comercio del Atlántico. Gades llegó a tener el estatus de civitas romana, con ciudadanos con plenos derechos, entre ellos la influyente familia de los Balbo, quienes fueron determinantes para el desarrollo monumental de la ciudad.

Con la prosperidad económica y el aumento de población, los líderes locales promovieron la construcción de grandes edificios públicos: templos, termas, un teatro… y también un circo, símbolo por excelencia del entretenimiento romano. El Circo de Gades fue una obra de envergadura, que sirvió como sede de espectáculos para decenas de miles de ciudadanos.

El circo romano: la pasión por las carreras

En el mundo romano, el circo era uno de los centros sociales más importantes de la ciudad. A diferencia del anfiteatro (donde se celebraban luchas de gladiadores), el circo estaba destinado principalmente a las carreras de cuadrigas y bigas, es decir, carros tirados por dos o cuatro caballos. También podían tener lugar exhibiciones atléticas, desfiles o recreaciones bélicas.

Las carreras eran el espectáculo favorito de los romanos, superando incluso al teatro o al coliseo. El público apostaba, se apasionaba por sus equipos favoritos (rojos, verdes, azules o blancos), y los aurigas eran auténticas estrellas del deporte.

El Circo de Cádiz no fue la excepción. Según las reconstrucciones arqueológicas e históricas, su longitud pudo superar los 400 metros y tener una capacidad para más de 20.000 espectadores. Estaba formado por las siguientes partes:

¿Dónde se construyó el circo de Gades?

A diferencia del teatro romano, que está bien identificado en el barrio del Pópulo, el circo aún no ha sido completamente excavado ni delimitado, aunque sí existen pruebas arqueológicas de su existencia. Se cree que estuvo ubicado fuera del núcleo urbano principal de la ciudad antigua, en la llamada «zona extramuros», donde hoy se encuentran los barrios de Santa María y San Juan de Dios, cerca del actual puerto comercial.

En la época romana, era común construir los circos fuera del centro urbano debido a su enorme tamaño. La ubicación propuesta en Cádiz se encuentra cerca de antiguos canales que separaban la isla principal de otras zonas insulares, lo que facilitaba el acceso desde distintas partes del territorio.

Descubrimiento y evidencias arqueológicas

Aunque durante siglos no se tuvo conocimiento exacto de la existencia del circo, diversos hallazgos arqueológicos en los siglos XX y XXI han confirmado su presencia. Ya en los años 80 y 90, excavaciones realizadas en la calle Sagasta, calle San Juan y otras del centro histórico sacaron a la luz tramos de muros curvos, graderíos, canalizaciones y estructuras similares a las que forman parte de un circo romano.

Uno de los hallazgos más significativos se produjo en la zona del antiguo Hospital de Mora, donde se encontraron cimientos de gran tamaño y alineación compatible con la forma alargada de un circo. En 2006, un equipo de arqueólogos dirigido por la Universidad de Cádiz realizó estudios de georradar que identificaron anomalías bajo el suelo que podrían corresponder a la estructura del circo.

Aunque el teatro romano de Cádiz ha sido más visible y musealizado, los restos del circo permanecen en su mayoría ocultos, tanto por falta de financiación como por las dificultades que conlleva excavar bajo zonas urbanas densamente construidas.

Una historia enterrada… aún por contar

La historia del Circo Romano de Cádiz es, en muchos sentidos, la historia de un gigante dormido. A pesar de su importancia en la vida social y política de la antigua Gades, ha permanecido ignorado por el gran público y solo en años recientes ha empezado a recibir atención.

Las razones son comprensibles: a diferencia del teatro, del que se conserva una parte importante visible, el circo apenas deja restos visibles. Además, al estar bajo construcciones modernas, no es viable una excavación completa sin afectar a la vida urbana actual. Sin embargo, los expertos coinciden en que, con los métodos actuales de arqueología no invasiva (como el georradar o la fotogrametría), es posible reconstruir digitalmente el circo y divulgar su importancia histórica.

Importancia simbólica y cultural

Más allá del valor arqueológico, el Circo Romano de Cádiz representa la capacidad de la ciudad para asimilar culturas y hacerlas suyas. Como en Roma, las carreras de carros no eran solo entretenimiento: eran espacios de propaganda política, de cohesión social y de afirmación cultural.

Es muy probable que en este circo gaditano se celebraran eventos patrocinados por los Balbo o por las autoridades locales, con el objetivo de ganar el favor del pueblo. Allí, hombres y mujeres de distintas clases sociales compartían gradas, emociones y rivalidades. Era un microcosmos del Imperio.

¿Qué futuro le espera al circo romano?

Actualmente, el circo de Gades sigue siendo una promesa arqueológica. Los expertos abogan por un plan de recuperación que permita su puesta en valor, al menos mediante recursos digitales, paneles informativos o reconstrucciones virtuales. En una ciudad con vocación turística e histórica como Cádiz, sería una herramienta poderosa para divulgar su legado romano.

Instituciones como el Ayuntamiento de Cádiz, la Universidad de Cádiz y la Junta de Andalucía han mostrado interés en seguir investigando el yacimiento, aunque todavía se espera una actuación decidida a gran escala.

Conclusión: el eco de las ruedas en la arena

El Circo Romano de Cádiz, aunque aún en gran parte oculto bajo la ciudad, es una huella poderosa del pasado imperial de Gades. Su historia habla del esplendor de una ciudad atlántica que competía en monumentalidad con otras grandes urbes de Hispania, como Mérida, Córdoba o Tarragona.

Redescubrir y dar a conocer el circo es una deuda pendiente con la historia de Cádiz. Porque, aunque sus piedras aún no hablen alto, el eco de las ruedas sobre la arena, los gritos del público y la gloria de los aurigas siguen vivos en la memoria enterrada de la ciudad.

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